Práctica en los talleres: Parte I
Durante
las primeras semanas del curso, estuvimos realizando un par de clases
prácticas en los talleres, donde nos pudimos poner en la piel de los
niños, y vivenciar sus experiencias en primera persona desde edades
muy tempranas.
Una de
las prácticas que hicimos, fue pasar por las diferentes etapas del
juego funcional. Para ello, nos organizamos en varios grupos para
dividirnos dichas etapas. A mi grupo, que estaba formado por cuatro
componentes, nos tocó realizar la fase de los 0 a los 4 meses. Para
ejecutar la práctica, cogimos un par de cojines y los tiramos en el
suelo para luego, poder tumbarnos encima. Mientras un par de nosotros
hacían de bebés, los demás los estimulaban para provocarles los
denominados reflejos involuntarios, los cuales surgen de forma
involuntaria como bien dice la palabra, al aparecer algún estímulo
que llama la atención del bebé. Nosotros utilizamos unos sonajeros
para que “los bebés” que estaban tumbados en los cojines,
girasen la cabeza hacia la fuente de sonido (el estímulo). Para que
pareciera mucho más realista la situación, les hicimos cerrar los
ojos a los compañeros, ya que como todos sabemos, los bebés al nacer
tienen muy poca visibilidad.
A
parte de esto, también practicamos dentro de nuestra etapa, las
denominadas reacciones circulares primarias, donde el niño
repite conductas que realiza de forma espontánea desde un inicio, por
el hecho de que le producen placer, y por ese motivo, busca su mismo
efecto. Para realizar esta parte de la práctica, “los bebés”
podían abrir los ojos, y a través de estímulos visuales atractivos
a primera vista, estos realizaban estas repeticiones en busca del
placer de la acción. A parte de usar los sonajeros, también cogimos
un par de títeres del taller, ya que sus colores vistosos eran
perfectos para la práctica.
Como
ya hemos dicho, a mi grupo le tocó preparar la primera etapa del
juego funcional, pero los demás grupos realizaron el resto de
etapas, por las cuales pudimos pasar todos hasta los 24 meses. El
realizar esta actividad fue fantástico, por el hecho de que pudimos
ponernos en la piel del bebé durante unos instantes, pudimos coger ideas para hacer actividades en un futuro como educadores, y además, pudimos volver a
sentirnos como niños, mediante la ejecución de estas actividades.
También cabe mencionar,
que es muy útil poder ver en primera persona cada una de estas
etapas del desarrollo infantil, ya que considero que se queda mejor
grabado en le cerebro a través de la práctica, que no a través de
la memorización.
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